sábado, 22 de mayo de 2010

ES increíble lo desastre que estoy bloggerísticamente hablando. Pero desastre mal. Y lo voy a seguir estando, por tiempo indefinido (o mucho o muy poco). Pero voy a intentar, al menos, esbozar algunas cosas, dejarlas por escrito. No hay tiempo (o lo hay, pero no lo encuentro) para dedicar a gadgets y demás delicias. Pero algo es algo, ¿o no?
Algo que necesito dejar expresado es: la pucha cómo se sufre con el fútbol. Pero mal eh. Es terrible la sensación de estar afuera de una copa, es pavoroso el miedo al día siguiente, a las cargadas, a la frustración, a los programas periodísticos defenestrando. Igual, sigo pensando que no tiene comparación con la excelente sensación del triunfo, ese triunfo que aunque haya sido en la otra punta del mundo, a manos de hombres que nunca haya visto personalmente, lo siento como mío. Corrijo: lo siento como NUESTRO. Porque eso es lo más bello del fútbol: festejarlo a los gritos, abrazar a mi hermano, llorar con mi papá. Respirar profundo y sentir el mejor escalofrío con un grito de gol en la cancha, con el terrible rugido del león que somos todos en la cancha. O sentir ESO indescriptible cuando cruzo por la calle o la facultad una rayada roja y blanca. Sen-sa-cio-nal. Y debo decir que más allá de la pasión también lo estoy disfrutando como deporte, me cuelgo a ver partidos de otros países, y me compré un libro de Galeano con muuuchas cosas copadas sobre el deporte en cuestión.


Sin embargo, cero emoción con el Mundial. Mejor, porque ese fanatismo cada cuatro años me parece más falso que no sé qué.


Chausita (:

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